Hernán Haces Romano
Ubicación: GANADERÍA LA PEÑA, s/n 33509 PORRÚA (LLANES).
Actividad desarrollada: Producción de leche de vaca y elaboración de productos lácteos.
Marcas de calidad: Alimentos del Paraíso Natural y Certificado de calidad de AENOR
Teléfono:
699594991
Redes Sociales:
Instagram: Leche Leche
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Visitamos esta ganadería ubicada en la parroquia llanisca de Porrúa.
Lo primero que nos llamó la atención al entrar en la nave fue su alto grado de robotización. Esto reduce la carga de trabajo del ganadero y, sobre todo, la necesidad de realizar cada día del año, sin descanso, las labores de ordeño, por la mañana y por la noche, y de alimentación del ganado. Según me explica Hernán, esto haría la actividad ganadera más atractiva para la gente joven.
Se trata de una ganadería intensiva en la medida en que las vacas pasan la mayor parte del tiempo estabuladas, pero poco tiene que ver con una ganadería intensiva convencional. Hernán defiende el cowconfort como condición para que el ganado sea productivo, y esto se traduce en una estabulación libre en una nave con abundante luz natural, climatizada y espaciosa, con disponibilidad continua de alimento y rascadores para las vacas, que acuden a ordeñarse cuando quieren.
Hernán es una persona inquieta, con muchas ideas y ganas de ponerlas en práctica. Por ejemplo, intentó hacerse recolector del contenedor marrón para fermentar estos residuos orgánicos en una pequeña planta de biogás junto con el purín de la nave, generando además calor para vender a la red. Pero, según me cuenta, se encontró con un problema de incapacidad de las administraciones para gestionar algo nuevo para ellas.
Muy interesado en poner en valor el trabajo de los ganaderos y ganaderas, le duele el mal concepto que se tiene aquí de estos profesionales, y más aún por comparación con el reconocimiento del que gozan en otros países.
Después de visitar tanto la nave ganadera como la zona de elaboración de los productos lácteos, comenzamos con la entrevista.
¿Qué producís en vuestra ganadería y cómo se diferencia de las producciones a gran escala?
Producimos leche, y la diferencia principal es el tratamiento del producto. No lleva ningún tipo de conservante ni se utilizan métodos antinaturales, sino que llevamos a cabo únicamente un proceso de pasteurización que consiste en un calentamiento a 72 oC.
En el proceso de producción de la leche de consumo convencional, se separa la nata para reincorporarla parcialmente en etapas posteriores y conseguir así, por una parte, leche con un contenido estandarizado de materia grasa y, por otra parte, nata de consumo. Aquí no añadimos ni quitamos nada. Muchas veces encontramos en el mercado productos con etiqueta ecológica que fueron sometidos a procesos que de naturales no tienen nada.
Además, elaboramos derivados de la leche que producimos como queso fresco, yogur natural, arroz con leche y croquetas de varios tipos: jamón, queso cabrales, cecina con queso de cabra o pimientos de Padrón, de la huerta. A partir del yogur natural también hacemos yogures de sabores, pero no utilizamos aromas ni colorantes artificiales, sino mermeladas que compramos a un artesano de Mieres.
Además de la leche de nuestras vacas, todas las materias primas utilizadas en nuestros productos son de proveedores de proximidad, asturianos. Vamos diversificando en función de lo que vemos que tiene mercado y nos puede diferenciar de la competencia.
Al trabajar sin intermediarios, los pedidos suelen salir a las 14:30-15 de la tarde y al día siguiente al mediodía los tienes en cualquier parte de España.
¿Quién es vuestro público objetivo?
Nuestro público objetivo es principalmente la hostelería, porque es el cliente que a día de hoy más valora estos productos. En general, busca calidad y una elaboración casera, con los procesos de siempre.
Sin embargo, a través del boca a boca, crecemos cada día más en el cliente final que valora tener en su nevera productos de calidad y naturales. Con la venta online, llegamos a toda España a través de dos líneas: una plataforma que se llama “Mercado de Llanes”, que capta al turista al que le gusta la zona y sus productos, y nuestra propia página web, en que suele comprar gente que veranea aquí y que nos conoce.
Nos gusta generar confianza en el consumidor, ser transparentes. Tenemos demanda incluso de productos que no comercializamos, como la carne. El incremento de este público se debe a que la gente está cada vez más mentalizada de que quiere saber lo que come.
También entregamos algo a la industria para no independizarnos de ella totalmente, ya que al fin y al cabo trabajamos con un producto perecedero.
¿Cuál es el origen de la ganadería?
Se trata de una empresa familiar, de varias generaciones, actualmente regentada por dos hermanos jóvenes.
¿Cuáles son sus dimensiones?
Ahora mismo, ordeñamos entre 60 y 70 vacas frisonas y estamos creciendo, aunque no mucho más porque no queremos perder calidad. A veces se nos terminan los productos, pero no compramos leche de fuera.
Contamos con una nave de unos 1.500 m2 en total y una zona de transformación de unos 600 m2.
Además, disponemos de una base territorial de unas 35-40 ha.
¿Cómo se integra en nuestro territorio?
Utilizamos nuestras fincas para la obtención de hierba seca y para el pastoreo de la recría y de las vacas secas. Considero que nos ubicamos en una zona privilegiada en que la gestión del purín no supone ningún problema: estamos en un pueblo en que predomina la ganadería extensiva de carne, que apenas genera purines, por lo que estos ganaderos utilizan los nuestros como fertilizante.
Asturias no es un terreno ideal para producir leche, y por ello no podemos obtener una gran rentabilidad vendiendo a la industria. Para conseguir esta rentabilidad, los ganaderos deben ser mitad agricultores, y de la zona centro de Asturias hacia aquí no disponemos de suficiente terreno para cultivar. Por eso no pretendo tener 500 animales, busco calidad y poder enseñar la granja a la gente porque no tengo nada que esconder: los animales están bien y sanos.
¿Cuál es el sistema de manejo de los animales?
Miramos mucho la calidad en todos los sentidos partiendo de la base, que es el animal. Las vacas producen bastante porque están cómodas, pero no les exigimos unos rendimientos demasiado altos. Consideramos la nuestra como una ganadería intensiva “2.0”, en que las vacas están cómodas, libres, y disponen de más de 10 m2 por animal. Comen, beben, duermen y se ordeñan las veces que quieren en el robot de ordeño.
Tenemos ciclo cerrado, es decir, gestionamos la reposición de la granja con propia recría. La recría y las vacas secas, cuando el tiempo lo permite, están en el pasto. Es donde mejor están las terneras en esta fase de su vida.
En cuanto a la alimentación, está también automatizada. Se basa en una mezcla de materias primas para conseguir una ración equilibrada. No damos silo de pradera, porque nos parece que no es lo mejor para las vacas de leche. Entre las materias primas que utilizamos se encuentra el maíz dulce, un producto 100% natural y muy digestible con casi el 12% de proteína. Es un subproducto de la elaboración de mazorcas cocidas para consumo humano, de las que se descartan los extremos, por motivos estéticos, y las hojas. Desde que lo probamos, lo seguimos utilizando porque además favorece la rumia de las vacas. Los otros componentes de la ración son paja, alfalfa en rama comprada directamente al productor en Castilla y una mezcla de harina de cebada, maíz y soja. Comprar casi toda la comida nos reduce las variables (daños por jabalí, condiciones meteorológicas, etc.) y nos permite elegir lo que queremos, realizando siempre un análisis previo.
¿Cuáles son los principales procesos productivos?
El principal proceso que realizamos es la pasteurización, que permite conservar la leche entre 0 y 4 oC de 5 a 6 días.
El queso fresco lo elaboramos con leche pasteurizada utilizando cuajo natural; el arroz con leche lo cocemos, envasamos y calentamos al “baño María”, como siempre se hizo, para permitir una conservación en frío durante 30 a 40 días, etc.
¿Cuáles son las principales dificultades a que os enfrentáis como pequeños productores?
Soy crítico y me gusta decir lo bueno y lo malo: lo bueno, es que todavía tenemos unas posibilidades brutales si cambiamos un poco la dirección que llevamos y recapacitamos sobre lo que queremos ser el día de mañana y lo que queremos dejar; lo malo, es el bucle burocrático en que estamos metidos y la falta de reconocimiento y peso político y social del sector agrario. Nos sentimos menospreciados por la administración: venden el apoyo al mundo rural, pero la realidad no es así.
La principal dificultad a que nos enfrentamos es la burocracia.
¿Cuáles son vuestros puntos fuertes como pequeños productores?
La trazabilidad, los productos naturales y la forma de hacer de siempre adaptada al siglo XXI.
¿En qué os hemos ayudado los ITAs en vuestra explotación, y en qué otras cosas creéis que podríamos ayudaros?
Un ingeniero técnico agrícola realizó el proyecto para la construcción de la nave ganadera, y también me asesora en distintos aspectos de gestión.
Creo que los Colegios Profesionales, con el visado de los trabajos, podrían ofrecer una garantía de cumplimiento de toda la normativa aplicable que fuera suficiente ante las distintas administraciones.
Por último, ¿cómo ves el futuro del medio rural y del sector?
El futuro hay que verlo siempre positivo. Pero tenemos que perseguir el mismo objetivo, no remar en direcciones opuestas. Es importante que mejoren las políticas agrarias.
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